sábado, 28 de marzo de 2009

Olvido

Recuerdo que mientras lloraba una madrugada, pensé 'Ahora lo sé. Qué mierda. Ahora sé lo que se siente'. Se había desmoronado lo que creímos invencible. Era culpa de él. No, era culpa mía. Y finalmente, no eramos culpables. Nos habíamos botado de cabeza, apostando a ganar, y salímos destrozados, cargando infinidad de reproches y revisiones inutiles.
Cuando salió el sol todo dolía, hasta las pestañas. Se habían esfumado las ilusiones y no podía hacer nada. Durante horas recogí pedazos esparcidos del ego herido. Desarmaba nuestra historia, para luego volverla a componer y agregarle finales distintos. Pronosticaba que el proceso de recuperación sería una lenta tortura.
Aún no lo sé.
Pasó aquella madrugada y olvidé lo que vino después. No recuerdo vivir las semanas que le siguieron a ese brutal adiós. No recuerdo las veces que seguramente lamenté o añoré todo. No recuerdo la última vez que lo ví, tampoco las últimas palabras. Tal vez haya sido el trabajo del subconciente para adormecer las heridas. Como parte de mi infancia, que aún no logro recordar.
Han transcurrido pocos meses desde el rompimiento, y los juegos en mi cabeza me hacen sentir que pasaron diez años. Trata de embargarme la melancolía, pero no consigo tener recuerdos completos para sentirla de lleno.
Existen vacíos e incoherencias en la secuencia de la historia al tratar recobrarla en mi mente. No hallo la emoción de ese entonces, no hallo la rabia, la tristeza y la terquedad que me debió acompañar.
No recuerdo lo que se sentía.

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